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Lo Extraño que Soy

De repente, se quiebra el cristal.

 

El agua se escurre por las grietas, mientras yo me deslizo, dejándome llevar. Aletargado, siento a alguien acercarse. 

 

Saludás con un “Hola mundo”. Entonces, pregunto si también sos nuevo por acá.

 

Me decís que no, que el “hola mundo” es mío. El “reiniciado” soy yo. 

 

Desconcierto es decir poco, comparado con lo que siento. Me incorporo de un salto y recién ahora advierto que nos separa una barrera de cuerdas rojas (aunque a penas la veo por los reflectores que apuntan hacia mí). 

 

El malestar es tan notable que parece que reclamo explicaciones con el cuerpo, con los gestos, con las ansias. 

 

Soy la atracción del lugar. Por eso el cristal, por eso las aguas. Soy el último espécimen que quedó. El homo sapiens sapiens en todo su esplendor. 

 

Mi asombro se vuelve miedo y me acurruco para dejar de temblar. Todo el lugar se agranda para mí, o me hago pequeño, no estoy muy seguro. 

​

Y de golpe… ¿De dónde salen tantos como vos? Máquinas de altísima eficiencia que limpian todo a mi alrededor, antes de que pueda secarme las lágrimas. 

​

Son idénticos, impecables, sincronizados y perfectos. Ninguno se ve tan incómodo como yo. 

​

La curiosidad me da valor y cuestiono. ¿Por qué soy el más frágil? No están mojados, ni entre cristales rotos. No tienen expresiones de angustia ni sogas perimetrales. 

​

Diría que sonreís, pero no es cierto. Me mirás, me auxiliás con un gesto. Me guiás hacia las respuestas. Tengo muchas preguntas sobre lo extraño que soy. 

 

Te saludo con un “hola mundo”, también para vos. 

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©2022 Franco Noguera

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